Mensaje de Jesus

Buscar Primero el Reino de Dios’

 

En el Evangelio según Juan (6,35-40), Jesús proclama: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre». Esta declaración va más allá de la simple satisfacción física; es una invitación a una profunda transformación espiritual. Jesús, el Pan de Vida, nos ofrece no solo nutrición para nuestros cuerpos, sino también alimento para nuestras almas. Él es el regalo de Dios que nos guía hacia la santidad y nos conecta con nuestro Padre Celestial a través de su sagrado corazón.

Creer en Jesús va más allá de un mero asentimiento intelectual. Creer en él implica vivir de acuerdo con sus enseñanzas, seguir su ejemplo y permitir que el Espíritu Santo guíe nuestras vidas. Es un compromiso activo con la voluntad de Dios y un camino hacia una vida plena y abundante.

En este mundo lleno de distracciones y tentaciones, Jesús se presenta como el modelo de perfección a seguir en nuestros pensamientos, palabras y acciones. Sin embargo, para experimentar verdaderamente su plenitud, debemos creer en él de todo corazón y comprometernos con su camino de amor y verdad.

Vivir en santidad no significa renunciar a la alegría y a las bendiciones de este mundo, sino más bien vivir en equilibrio, con los ojos puestos en la vida eterna mientras disfrutamos de las bendiciones terrenales con gratitud y alegría. Es una lucha espiritual constante contra nuestras inclinaciones mundanas y materiales, pero también una oportunidad para crecer en amor y virtud.

La búsqueda del reino de Dios no se limita a acciones externas como asistir a la iglesia o realizar rituales religiosos, sino que implica una transformación interna, un compromiso diario de vivir de acuerdo con los principios de Jesús y cultivar una relación íntima con él en el corazón.

Por lo tanto, recordemos la enseñanza de Jesús: «Busca primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas te serán añadidas». Esto nos insta a priorizar nuestra búsqueda espiritual y a vivir en amor y armonía con Dios y con nuestros semejantes. Solo entonces encontraremos verdadera plenitud y satisfacción en nuestras vidas.