Jesús nos enseña a confiar en Dios, llenándonos de optimismo y alegría a través de la fe, con la certeza de que Él proveerá.
Por eso, permanece tranquilo y fortalece tu fe. Vive con alegría, dando gracias a Dios en todo lugar y en todo momento.
La prueba para quienes tienen está en compartir lo que poseen, y para quienes no tienen, en confiar plenamente en Dios.
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Tres puntos que profundizan en el mensaje:
- Confianza plena en la providencia de Dios
- Jesús nos recuerda que la fe en Dios es nuestra fuente de tranquilidad y alegría. La certeza de que Él proveerá lo necesario debe guiarnos a vivir sin temor, confiando en que, incluso en las pruebas, Dios nunca nos abandona.
- El poder de compartir
- Para quienes tienen, el llamado de Jesús es claro: compartir no es solo un acto de generosidad, sino una forma de manifestar la fe en acción. Cuando compartimos lo que tenemos, nos convertimos en instrumentos de la providencia divina para los demás.
- La prueba de la fe para quienes carecen
- Para quienes enfrentan la carencia, el desafío es confiar plenamente en Dios. Este acto de fe no es pasivo, sino una declaración de esperanza activa en que Él abrirá caminos, incluso en medio de las dificultades.
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Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,34-44):
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.»
Él les replicó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.»
Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces.»
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Palabra del Señor.