Dios no nos debe nada. Tan solo podemos pedir su auxilio para nuestra sanación física y espiritual.

Recuerda que Dios todo lo puede y es quien gobierna sobre todo en esta tierra, entonces confía en que todo lo que hace es perfecto y para el bien de nuestras almas.

Lo que debes tener siempre presente es que todo lo que nos pasa es para que despertemos y tomemos conciencia en nuestro actuar para asi vivir una vida acorde a la palabra de Dios.

Recuerda, sin transgresiones no hay tribulaciones, ese es el secreto para vivir el amor.

Pide con Fe, y que sea la voluntad del Señor. Recuerda esa petición del leproso que fue sanado como versa en Mateo 8:2 —Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.

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Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-17):

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve» y va; al otro: «Ven», y viene; a mi criado: «Haz esto», y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.»
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»

Palabra del Señor

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