Vive como lo haría Jesús y recibe su santo espíritu.

Meditad en su palabra.

Ten presente siempre que somos pensamiento, palabra y acción.

Se consciente y coherente como seguidor de Jesús si lo quieres es tener una vida en plenitud.

Vive una vida de Fe con esperanza y amor, siendo misericordioso como se lo pides a Dios.

Oración para la misericordia.

Señor Jesús, tu que diste la vida para el perdón de nuestros pecados, permanece en mi mente y dame la sabiduría para que mis pensamientos sean siempre iluminados por tu amor.
Señor Jesús, tú que nos enseñaste con tu predica, ilumíname para que mis palabras sean siempre de esperanza y amor.
Señor Jesús, tu que nos diste ejemplo, ilumíname para que mi actuar sea siempre coherente a tu amor.

Jesús misericordioso, yo confío en ti, y en prueba de mi filial afecto me vació de mi ego, para que encarnes tu en mi.

Jesús, yo confío en ti.
Te amo, te necesito, y te pido que vivas en mi.
Porque tu vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amen.

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos.
Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *