Dios bendice a quien lo busca de corazón.
Sigue a Jesús y practica sus enseñanzas para que tu alma viva en paz, cumpliendo la Palabra de Dios.
Oración
Señor mío y Dios mío, creo en tu poder salvador y liberador.
Me acerco a Ti con esta oración, enfermo y débil espiritualmente.
Confío en tu deseo de sanarme y fortalecerme.
Te ofrezco humildemente mi vida, herida por el cáncer del amor propio, el orgullo y la autosuficiencia.
Me abandono en tu misericordia.
Restaura mi vida espiritual y no permitas que me aleje de Ti.
Amén.
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Buscar a Dios de Corazón para Recibir Su Sanación
En el Evangelio de Marcos (6,53-56), vemos cómo la gente, al reconocer a Jesús, corre a buscarlo y lleva a los enfermos hasta donde Él está. Su fe era tan grande que creían que con solo tocar el borde de su manto serían sanados. Jesús, movido por la compasión, no rechaza a nadie y permite que Su poder sanador transforme sus vidas.
Este pasaje nos muestra la importancia de buscar a Dios de todo corazón. Así como aquellas personas no dudaron en ir tras Jesús con fe y esperanza, nosotros también debemos acercarnos a Él con confianza, sabiendo que Su amor es sanador y restaurador. No importa cuál sea nuestra enfermedad, sea física, emocional o espiritual, Dios siempre está dispuesto a sanarnos.
A veces, nuestras heridas no son visibles; podemos estar debilitados espiritualmente, atrapados en el orgullo, la autosuficiencia o el amor propio desmedido. Pero cuando nos abandonamos en la misericordia de Dios, Él nos restaura, nos fortalece y nos llena de Su paz.
Jesús sigue pasando por nuestras vidas, esperando que lo reconozcamos y nos acerquemos a Él con fe. No basta con conocer Su nombre o escuchar de Él; es necesario seguirlo, vivir Su enseñanza y permitir que Su gracia nos transforme. Cuando buscamos primero el Reino de Dios, todo lo demás nos es dado por añadidura (Mateo 6,33).
Hoy, el Señor te invita a confiar en Su poder sanador. No tengas miedo de acercarte a Él, de presentarle tus debilidades y de permitir que Su amor renueve tu vida. Búscalo con fe y hallarás la paz que tu alma necesita.
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Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,53-56):