Mientras estás en este mundo, recuerda que lo importante es alcanzar la vida eterna, viviendo como Jesús nos enseñó, con una vida de fe.
Vivir con fe es vivir de acuerdo con la palabra de Dios. Por eso, cada día vive con conciencia, corrigiendo en ti lo que sea necesario en la búsqueda de la perfección, para que tu alma se eleve.
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La Fe, la Corrección Interior y la Abundancia Espiritual
En el Evangelio de Marcos 9,41-50, Jesús nos enseña la importancia de vivir con fe y corregir todo aquello que nos aparta de Dios. Sus palabras son directas y poderosas:
«Si tu mano te hace caer, córtala; más te vale entrar en la vida manco que con las dos manos ir a la gehena, al fuego que no se apaga.» (Marcos 9,43)
A primera vista, este pasaje puede parecer extremo, pero su mensaje es profundo. Jesús no habla literalmente de amputarnos partes del cuerpo, sino de eliminar de nuestra vida todo lo que nos aleja de la salvación del alma.
La Sabiduría de la Cábala y la Corrección Espiritual
En la Cábala judía, existe un principio fundamental llamado Tikkun (corrección). Nos enseña que venimos a este mundo con una misión: refinar nuestra alma, corregir nuestros errores y elevarnos espiritualmente.
Jesús, con sus enseñanzas, nos habla de este mismo concepto. Si algo en nuestra vida nos impide crecer espiritualmente, debemos tener el valor de dejarlo atrás.
- Si un hábito nos aleja de Dios, debemos cambiarlo.
- Si una relación nos lleva al pecado, debemos replantearla.
- Si nuestros pensamientos nos conducen al miedo o la envidia, debemos transformarlos en fe y gratitud.
Porque al final, lo que importa es la salvación del alma, y eso solo se logra con una vida de fe y rectitud.
La Fe Abre los Canales de la Abundancia
La Cábala también nos enseña que cuando vivimos de acuerdo con la Ley de Dios, se abren los canales de la abundancia.
Salmo 1:3 dice:
«Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.»
Cuando seguimos a Jesús y vivimos con buenas prácticas:
- Dios provee lo que necesitamos.
- Nuestra vida se llena de paz y propósito.
- Los caminos de la abundancia se abren, porque vivimos alineados con la voluntad divina.
Sigue a Jesús y Vive con Fe
Jesús nos dejó un mensaje claro: nuestra meta es la vida eterna. Todo lo que nos aleja de Dios es un obstáculo que debemos remover.
Si queremos que nuestra alma se eleve, debemos vivir con conciencia, corrigiendo lo que nos aleja del camino y confiando en que Dios nos guiará hacia la abundancia espiritual y material.
Por eso, sigamos a Jesús, vivamos con fe y permitamos que Dios transforme nuestra vida.
«Vivan en paz unos con otros.» (Marcos 9,50)
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¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
«Oración de San Francisco de Asis»
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Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,41-50):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros.»
Palabra del Señor