Jesús dijo a sus discípulos: «Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Por eso, si deseas vivir en el Reino de los Cielos, acepta a Dios como tu Padre celestial, con la confianza plena de un niño. Cree que Dios es bueno, que tiene un plan perfecto para ti y que solo debes dejarte guiar de la mano de Jesús. Acude a Él en oración y pregúntale cuál es el plan que tiene para tu vida.
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La Fe del Niño y el Secreto Espiritual del Reino
En el Evangelio de Marcos (10,13-16), Jesús nos revela un principio profundo cuando dice: «Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Estas palabras encierran una clave espiritual que va más allá de la simple inocencia infantil; nos invitan a una transformación interior, a una forma de conexión con lo divino que trasciende la razón y el ego.
La Cábala judía nos enseña que el alma humana tiene diferentes niveles de conciencia. La mentalidad adulta, muchas veces atrapada en la duda, el miedo y la lógica del mundo material, se aleja de la realidad espiritual. En cambio, un niño confía sin reservas, ama sin condiciones y se entrega sin miedo. En términos cabalísticos, este estado de pureza y entrega refleja el nivel de conciencia de Maljut (receptividad), donde el alma se abre completamente a la luz divina sin bloquearla con el orgullo o el deseo de control.
Jesús nos invita a recuperar ese estado de pureza, no desde la ignorancia, sino desde la certeza absoluta de que Dios nos sostiene. En la Cábala, se dice que cuando un alma confía plenamente en el Creador, las puertas de la abundancia y la corrección espiritual (tikkun) se abren. Es por eso que muchos de los grandes justos vivían con una fe simple pero poderosa, donde su conexión con Dios les permitía obrar milagros y caminar sin temor por caminos inciertos.
Aceptar el Reino de Dios como un niño significa despojarnos del ego, de la necesidad de entenderlo todo, y simplemente confiar. Es dejar de lado la resistencia y permitir que la guía divina nos conduzca, sabiendo que todo lo que ocurre en nuestra vida es parte de un plan superior.
Hoy, reflexiona:
¿Confías en Dios con la pureza de un niño o permites que la duda y el temor te alejen de Su luz?
¿Eres capaz de soltar el control y entregarte a la voluntad divina con fe absoluta?
Que nuestro corazón se vuelva como el de un niño, para que podamos entrar en el Reino y recibir la plenitud de la luz de Dios.
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Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,13-16):
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.