El mensaje revelado
Confiar en Dios es saber que Él tiene un plan perfecto,
que todo lo que te sucede es para bien
y que lo verdaderamente importante es la vida eterna.
Pide fortaleza para vivir lo que debes vivir,
sabiduría para tu actuar diario,
y pídele a Jesús que sea tu guía,
mientras cultivas la fe y la confianza en Dios.
Sigue tus anhelos con alegría,
sabiendo que para Dios nada es imposible.
Acércate a Jesús como aquella mujer que sufría flujos de sangre,
pensando que con solo tocar su manto, sería sanada.
Piensa bien… siempre.
Desde la sabiduría antigua
Tocar la luz desde adentro
En Mateo 9,18–26, dos historias se entrelazan: una mujer que sufre en silencio y un padre que clama por la vida de su hija. En ambas, hay fe… pero sobre todo, una conexión profunda con lo divino.
Desde la Cábala, aprendemos que la realidad física es solo una manifestación externa de procesos espirituales internos. Cuando la mujer enferma piensa: “Si tan solo toco su manto, seré sanada”, está haciendo más que un acto de fe… está activando una conexión interna con la Luz del Creador, con lo que en hebreo se llama Or Ein Sof, la luz infinita.
Ella no pidió permiso. No necesitó palabras. Porque en la Cábala se enseña que el pensamiento puro y enfocado es una de las fuerzas más poderosas del alma. Su intención fue tan clara, su deseo tan alineado con el bien, que al tocar el borde del manto —un símbolo del mundo físico— su alma tocó la raíz espiritual de la sanación.
Y Jesús lo supo. No fue magia, ni una fórmula secreta. Fue la fe activa, profunda y direccionada, que rompe la estructura del tiempo, como enseñan los sabios, y acelera el tikún, el proceso de corrección y elevación.
En la misma escena, Jesús resucita a una niña. Desde la Cábala, la muerte no es el fin, sino una interrupción en la circulación de la energía divina. Por eso, cuando Él dice “la niña no está muerta, sino dormida”, está viendo la chispa de vida que aún permanece, esa misma chispa que, si se despierta con compasión y autoridad espiritual, puede volver a encender el alma.
Ambas historias nos enseñan que la cercanía con lo divino no depende de tocar físicamente, sino de tocar desde el alma.
Cuando conectamos pensamiento, palabra y acción con intención pura, abrimos canales invisibles que traen sanación, vida, y transformación real.
Porque como enseña la Cábala:
“Todo lo que existe abajo, tiene raíz arriba”.
Y cuando tocamos esa raíz…
todo puede cambiar.
Evangelio que inspiró este mensaje
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,18-26):
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.»
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor.