La buena semilla son los ciudadanos del Reino de Dios. Por eso, permanece dócil y firme a la Palabra, siendo tú también esa buena semilla.

Jesús nos revela el secreto del amor al explicar la parábola de la cizaña, dejando en claro desde el comienzo que quien siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

Dejemos entonces que Jesús haga su obra en nosotros, sembrando su semilla en el corazón, recibiendo su Sagrado Corazón como tierra fértil, y recordando siempre que nuestra meta es la vida eterna en el Reino de Dios.

La Cosecha del Alma: Luz y Oscuridad en el Plan Divino

Jesús nos revela el significado oculto de la parábola de la cizaña: el mundo es el campo, la buena semilla son los hijos del Reino, y la cizaña, los hijos del maligno. Ambos crecen juntos hasta la cosecha, hasta el final de los tiempos.

Desde la visión de la cábala, esta coexistencia entre luz y oscuridad no es un error, sino parte del diseño divino. En este mundo —el Olam haAsiyá, el plano de la acción— el alma desciende para cumplir una misión: elevar las chispas divinas ocultas incluso en medio del mal. Por eso, el mal no siempre es eliminado de inmediato; a veces es el contraste que revela y refina la luz.

Jesús, como Maestro y revelador del Reino, nos llama a ser buena semilla. Pero no basta con aparentar luz: la separación final —la siega— será obra de los ángeles, no de los hombres. Cada alma será reconocida por lo que verdaderamente es: trigo o cizaña, esencia divina o falsedad disfrazada.

La hitbodedut, la oración profunda en soledad que enseña la tradición mística judía, nos ayuda a ver con claridad si la cizaña ha echado raíces en nuestro interior. No para juzgarnos, sino para pedir al sembrador que nos purifique, que nos convierta en tierra fértil, capaz de dar fruto abundante.

En el lenguaje de la cábala, esto es parte del tikún, la reparación del alma: permitir que la luz del alma —la neshamá— domine sobre el ego, y elegir cada día vivir como hijo del Reino, sembrando bondad, humildad y verdad.

La cizaña no debe ser combatida con violencia, sino con firmeza interior. Porque llegará el día en que toda falsedad será arrancada de raíz, y los justos brillarán como el sol en el Reino del Padre.

Ese día, quienes hayan cultivado la luz en secreto, resplandecerán.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,36-43):

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema: así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor.