
Pide, en el nombre de Jesús, la gracia santificante de Dios para expulsar todos esos espíritus inmundos que te llevan a la mala inclinación, y comienza a vivir una vida en plenitud.
Mientras lo pidas en oración, sé consciente y actúa de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, viviendo con disciplina y gratitud.
Dios todo lo puede.
El poder del Justo sobre el espíritu impuro
En el evangelio de Lucas (4,31-37) contemplamos cómo Jesús, con una sola palabra, expulsa al espíritu inmundo que poseía a un hombre. No lo hace con violencia ni con fórmulas secretas, sino con la autoridad que procede de la santidad y de su unión con el Padre.
La Cábala enseña que el tzadik, el justo, gobierna sobre el mundo espiritual. La justicia no se mide solo por la ley externa, sino por la pureza interior y la alineación con la Voluntad divina. El justo es un canal por el cual la luz de Dios se derrama y ordena lo que está en caos. Por eso, en Jesús —el más justo de todos— se cumple la plenitud de esta verdad: su sola presencia desenmascara lo impuro, y su palabra ordena a los espíritus rebeldes.
Si los espíritus pueden llegar a dominar el corazón del hombre, la enseñanza es clara: solo la santidad rompe las cadenas de la posesión. La oración en el nombre de Jesús, unida a la vida en disciplina, gratitud y pureza, abre nuestro ser a la gracia santificante que expulsa la oscuridad.
Vivir en santidad es más que evitar el pecado: es habitar en la luz, revestirse de la fe, y caminar en obediencia a la Palabra. Cuando lo hacemos, nos volvemos también reflejo del tzadik, y el mal pierde fuerza sobre nosotros.
Porque allí donde hay justicia, la presencia de Dios habita, y donde Dios habita, ningún espíritu inmundo puede permanecer.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,31-37):
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús le intimó: «¡Cierra la boca y sal!»
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.»
Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor.
Señor Jesús colocó mi vida mi hogar mi esposa mi hija en tus preciosas y benditas manos tu conoces todo d mi mis preocupaciones problemas, angustia.tenecesito señor Jesús 🙏 conoces mis sueños mis metas todo lo dejo en su adorado corazón ❤️ me consagró a tu adorado corazón ❤️ Amen 🙏