Jesús vino al mundo para enseñarnos el amor y la voluntad de Dios, mostrándonos el camino a la vida eterna, depositando en nosotros la confianza para que seamos fuente de luz para otros, mientras regresamos a la Casa de Dios.
Glorifica a Dios para que Dios se glorifique en ti y alégrate, sea cual sea tu situación.
Que nada te agobie, porque todo es para bien. Tan solo recuerda que la paciencia todo lo alcanza y quien a Dios tiene nada le falta.
Confía en Dios sabiendo que es Justo y bueno, sabiendo que Dios todo lo ve.
No te preocupes, mas bien alimenta tu fe y vive correctamente de acuerdo a la palabra de Dios.
Y recuerda que Dios no puede ser burlado.
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Lectura del santo evangelio según san Juan (17,1-11a):
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»
Palabra del Señor.