Escuchar a Jesus es escuchar la voz de Dios.
Lo que debes saber es que para escuchar a Jesus debes subir la montaña.*
Oración: Jesus, gracias por invitarme a subir a la montaña para orar contigo. Gracias le doy a Dios por tu presencia en mi vida por darte como modelo y ejemplo a seguir. Jesús, dame la fuerza para vivir como vivirías tu en esta, mi vida, se mi ejemplo constante y dame la sabiduría para tomar las desiciones correctas, para así vivir en el Reino de los cielos en presencia de nuestro Padre Celestial.
Jesus, llena mi corazón de amor como el tuyo y enséñame a ser misericordioso como tu lo eres.
Jesus, Convierte mi oración en testimonio de tu amor.
Jesus, yo confio en ti.
Jesus, yo confio en ti.
Jesus, yo confio en ti.
*En el pasaje mencionado, «subir la montaña» indica una invitación de Jesús a entrar en un espacio más cercano a Dios que representa un acto de apartarse de lo cotidiano y adentrarse en una experiencia más elevada, espiritual y cercana a lo divino.
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Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».
Palabra del Señor.