La fuerza del amor todo lo puede, por eso cuando abres tu corazón a Jesús y reconoces la grandeza de Dios, tu Padre Celestial, se te abren las puertas en este mundo para discernir y hacer su voluntad.

Invoca entonces a Jesús, para que habites en este mundo con su presencia y abre tu corazón, mientras agradeces a Dios por su bondad.

Que la luz del amor divino guíe tu camino, permitiendo que tu corazón sea un faro que irradie la gracia de Jesús a todos aquellos que necesitan descubrir el amor incondicional de nuestro Padre Celestial. ¡Ábrelo con confianza y comparte la alegría de su presencia en tu vida!


Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,31-37):

En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

Palabra del Señor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *