Vive alegre y confía en la misericordia de Dios.
Confía en las enseñanzas de Jesús y no serás defraudado.
Lo que Dios quiere es que vivamos alegres en esta vida terrenal, aceptando con amor todo lo que tenemos que vivir mientras trabajamos en nuestra conversión dejando atrás las malas costumbres y enseñanzas de nuestros antepasados.
La gran prueba es estar alegre siempre, dando gracias a Dios.
Recuerda siempre: Solo Dios basta, solo las enseñanzas de Jesus bastan.
Creer en Jesus es vivir como nos enseño.
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Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66):
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
Palabra del Señor.