Ámate a ti mismo, y la forma de hacerlo es amando a los demás. Amar a tu prójimo significa no juzgar su manera de actuar, sino confiar en que Dios es quien obra en cada vida y dejar todo en Sus manos.

Amarte también es reconocer que lo que llega a tu vida refleja lo que guardas en tu corazón. Por eso, no olvides: “La medida que uses, la usarán contigo.”

Jesús nos muestra el camino para vivir en santidad y respetar las leyes espirituales que guían esta existencia terrenal. Sigue a Jesús y experimenta el amor de Dios.

Recuerda siempre: “La medida que uses, la usarán contigo.”

La Medida con la que Mides: Amor y Justicia en la Luz de la Cábala

En Lucas 6:27-38, Jesús nos invita a una forma de vida que trasciende el instinto humano:

“Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, oren por los que los calumnian.”

Estas palabras nos conducen a un nivel de conciencia superior, donde el amor que damos no depende del mérito humano, sino de la luz divina que fluye desde el Ein Sof (el Infinito, en la Cábala). Amar a quienes nos aman es natural; amar a quienes nos hieren es un acto que conecta nuestro corazón con la misericordia eterna de Dios.

Al final del pasaje, Jesús revela una clave que resuena profundamente con la sabiduría cabalística:

“Con la medida con que midan, serán medidos.”

En la Cábala, esta realidad se entiende como Midá Kenegued Midá —medida por medida—, la ley espiritual de causa y efecto. Todo lo que proyectamos hacia el mundo, ya sea bendición o juicio, regresa a nosotros multiplicado.

Las Sefirot de Jesed (misericordia) y Guevurá (juicio y rigor) se equilibran constantemente en el Árbol de la Vida. Cuando juzgamos severamente, despertamos Guevurá en nuestra propia existencia. Pero cuando elegimos actuar desde Jesed, despertamos en nosotros mismos las corrientes de misericordia divina.

La Cábala también enseña que cada encuentro en nuestra vida forma parte de nuestro Tikkun (corrección espiritual). A menudo, aquellos que nos hieren son instrumentos que Dios permite para refinar nuestro carácter y elevar nuestra alma. Jesús nos llama a responder con amor y perdón no solo para liberar al otro, sino para liberar nuestro propio corazón y permitir que la Shejiná —la Presencia Divina— habite en nosotros.

Vivir según la medida del amor es vivir alineados con el Reino de Dios. Si damos sin esperar, confiando en la providencia, recibiremos “una medida buena, apretada, remecida y rebosante” en nuestro regazo. Si sembramos juicio, cosecharemos juicio; pero si sembramos misericordia, cosecharemos misericordia.

Hoy, elige medir con el amor de Cristo. Permite que tu vida sea un canal de Jesed, que tu corazón se convierta en un reflejo de la luz divina, y que la justicia de Guevurá se transforme en un acto de gracia bajo el señorío de Jesús. Así, vivirás en la plenitud del Árbol de la Vida, donde el amor y la justicia de Dios se encuentran y nos conducen a Su Reino.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Palabra del Señor.

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