Cuida tu corazon

 

Lleva una vida santa en el matrimonio para mantenerte conectado con Dios.

Ante toda situación, que el amor y el perdón primen en la unión marital. Esa es la voluntad de Dios.

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El matrimonio: un reflejo de la unidad divina

En Marcos 10, 1-12, Jesús nos recuerda el diseño original del matrimonio según la voluntad de Dios:
«Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Así que ya no son dos, sino uno solo. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» (Mc 10, 7-9).

Este pasaje revela que el matrimonio no es solo un contrato humano, sino un misterio sagrado, un reflejo de la unión entre el Creador y Su creación. La Cábala nos enseña que el mundo fue creado a partir de la unidad divina y que el propósito del ser humano es restaurar esa unidad en todos los aspectos de su vida. El matrimonio es una de las formas más elevadas de lograrlo.

El matrimonio como Tikún: sanación y elevación del alma

En la Cábala, el concepto de tikún se refiere a la corrección espiritual del alma. Se nos enseña que muchas veces dos almas están destinadas a encontrarse para sanarse mutuamente y elevarse espiritualmente. La pareja no es solo una compañía terrenal, sino una oportunidad para el crecimiento y la redención mutua.

Por eso, en tiempos de conflicto, cuando surgen desacuerdos y heridas, debemos recordar que el propósito del matrimonio no es la satisfacción individual sino la transformación espiritual a través del amor y el perdón. Como enseña el Zóhar, «el amor verdadero se revela cuando las imperfecciones son expuestas y, aun así, elegimos la unidad sobre la separación».

El amor y el perdón como fundamento divino

Jesús enfatiza que la dureza del corazón es lo que lleva a la ruptura. En la Cábala, el corazón endurecido es resultado del ego y la separación del flujo divino. Cuando en el matrimonio prima el amor y el perdón, la pareja se convierte en un canal de luz, reflejando la armonía de la Shejiná (la presencia divina).

Por eso, ante toda situación difícil en el matrimonio, es importante recordar:

1. Primero está el amor: Amar no significa no tener diferencias, sino priorizar la unidad sobre el ego.
2. El perdón es sanación: Cada dificultad es una oportunidad de purificación espiritual.
3. Dios es el centro: Cuando una pareja busca crecer en santidad, la presencia divina los sostiene.

El matrimonio no es simplemente una unión terrenal, sino un llamado a ser uno en Dios, reflejando Su amor en la vida cotidiana. Así, como enseña Jesús y nos recuerda la Cábala, lo que Dios ha unido, nadie debe separarlo.

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Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,1-12):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios «los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.» De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Palabra del Señor.