Jesús nos enseña la misericordia de Dios a través de su palabra, el pan de vida, a la vez que nos hace la promesa de la vida eterna por tomar este alimento a diario.
Lo que debes saber es que hay una vida eterna y que para llegar al cielo necesitas trabajar en tu alma mientras vives en este mundo material, y la forma de hacerlo es siguiendo a Jesús como ya sabes. Haciendo lo que nos dice.
Ten presente que todo es en la tierra como en el cielo. Recuérdalo cada vez que reces el Padre Nuestro, pues allí lo dice.
Entonces cree que es así. Piensa bien, habla bien, actúa bien, se consciente de ello y haz la voluntad de Dios.
El cielo esta en tu cabeza.
—
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron;,el que come este pan vivirá para siempre.»
Palabra del Señor.