Dios guía a cada persona por el sendero que ella misma elige.

Por eso, decide ser fuente de luz y escoge el camino de la vida, para habitar en el Reino de Dios y alcanzar la vida eterna.

Permanece positivo y agradecido: tu Padre celestial todo lo ve y, en su tiempo, te recompensará.

Vive con fe, siguiendo las enseñanzas de Jesús, para que también tú seas luz para otros.

Recuerda: todo lo que necesitas es fe.

La luz confiada a tu alma

Mira, quiero contarte algo sencillo, pero profundo.
Dentro de ti hay una chispa de luz, una parte del Or Ein Sof, la luz infinita de Dios. Jesús habló de ella cuando dijo que nadie enciende una lámpara para esconderla. La cábala enseña lo mismo: esa luz no fue puesta en tu interior para guardarla por miedo o vergüenza, sino para que ilumine.

Imagina tu vida como una vasija. Cuando compartes bondad, cuando perdonas, cuando dices la verdad con amor, tu vasija se llena aún más. El universo —así lo explica la cábala— responde al movimiento de la luz: el que da, recibe; el que comparte, es multiplicado. Pero si escondes esa chispa, si cierras tu corazón, hasta lo que creías seguro se desvanece.

Jesús no solo te invita a ser luz para otros; te muestra cómo el Reino de Dios comienza en lo secreto: en una palabra que anima, en un gesto que sana, en una fe que, aun pequeña, brilla en la oscuridad.

Así que no temas dejar ver tu fe, tu esperanza, tu amor. Sé lámpara encendida. Deja que tu vida muestre la luz que Dios te confió. Porque cada vez que tu luz alumbra, la oscuridad retrocede, y el Reino se hace un poco más visible en este mundo.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,16-18):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

Palabra del Señor.