En el Evangelio de Juan 14:1-6, Jesús nos ofrece un mensaje lleno de sabiduría y esperanza. Nos invita a mantener la calma en medio de la incertidumbre y a confiar en Dios y en su misericordia. Esta enseñanza nos revela la importancia de la paciencia en nuestro viaje hacia el reino de Dios.
Jesús nos recuerda en el versículo 1: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí». A pesar de los desafíos que enfrentamos, debemos mantener la fe en el plan divino de Dios. La paciencia nos permite mantener esta creencia y encontrar serenidad ante las dificultades.
En el versículo 2, Jesús nos habla de las «muchas moradas» en la casa de su Padre. Esto representa la diversidad del reino de Dios, y nos recuerda que todos tenemos un lugar especial en sus designios. La paciencia nos ayuda a entender que cada uno tiene su tiempo para llegar a esta morada celestial, pero, al final, todos tenemos un lugar reservado.
En el versículo 6, Jesús nos muestra que él es el camino hacia la morada de Dios. Nos insta a seguir sus pasos, a vivir según sus enseñanzas y a caminar en su senda. La paciencia es esencial en este proceso, ya que nos permite seguir a Jesús y vivir la verdad y la vida eterna que él nos ofrece.
En nuestro camino hacia la santidad y la morada en el reino de Dios, la paciencia juega un papel fundamental. Debemos permitir que los demás sigan su propio camino y no juzgar ni apresurar su proceso. En lugar de ello, debemos enfocarnos en nuestro propio progreso espiritual y seguir los pasos de Jesús.
En resumen, Jesús nos guía en el camino hacia la casa de Dios. Debemos creer en Dios y en su misericordia, confiando en que hay un lugar para cada uno de nosotros en su reino divino. La paciencia nos brinda la confianza necesaria para vivir esta verdad y avanzar con seguridad en nuestro camino hacia la morada de Dios.
Como decía Santa Teresa de Jesús: «Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta». La paciencia nos proporciona la tranquilidad necesaria para vivir esta verdad y avanzar con confianza en nuestro viaje hacia el reino de Dios.