Cada mañana al despertar debemos recordar que esta vida es pasajera, y que lo que importa es llegar a la vida eterna. Por eso Jesús nos enseña el camino y nos revela que es el perfeccionamiento del alma y el desprendimiento material el sendero para tener un tesoro en el cielo.

La prueba para cada alma es diferente, para algunos como el caso del joven rico que se acerca a Jesús y le pregunta qué le falta para llegar a la vida eterna, para lo que Jesús le revela que es el ser desprendido.

Para otros como el caso de un pobre la prueba es arrodillarse ante Dios.

El que tiene ira debe buscar la humildad, el que sufre de codicia, la dadivosidad, el que sufre de tristeza, la alegría.

Cada quien debe meditar sobre lo que tiene que mejorar.

Pide la gracia al Señor para que te ayude a cambiar eso que no deja que tu alma se eleve y sigue en el camino a la vida eterna.

Vamos hasta el final!


Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,16-22):

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le preguntó: «¿Cuáles?»
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.»
El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.»
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Palabra del Señor.

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