A los ojos de Dios, todos somos iguales.

La primacía ante Dios se gana sirviendo a los demás, especialmente a los más pequeños.

Dios es amor, así que actúa con amor, porque el amor todo lo puede.

La Grandeza en el Reino de Dios: Servir a los Pequeños

En Marcos 9:30-37, Jesús da una enseñanza que transforma la visión humana sobre la grandeza:

“Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” (Marcos 9:35)

Mientras los discípulos discutían sobre quién era el más importante, Jesús les muestra que en el Reino de Dios, la verdadera grandeza no está en el poder, sino en el servicio. Luego, toma a un niño en sus brazos y dice:

“El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino al que me envió.” (Marcos 9:37)

Aquí, Jesús nos enseña que Dios no mide la grandeza como el mundo la mide. En su Reino, los humildes, los servidores y los que actúan con amor son los que realmente ocupan los lugares más altos.


La Sabiduría de la Cábala: La Humildad Como Camino a la Luz

Desde la perspectiva de la cábala, esta enseñanza se relaciona con el concepto de Bitul HaYesh (ביטול הייש), que significa la anulación del ego para permitir que la Luz de Dios fluya en nosotros.

Jesed (Misericordia) y Tiferet (Compasión) son sefirot que nos enseñan que el amor y el servicio son el verdadero camino de elevación espiritual.
Cuando servimos a los pequeños, nos conectamos con la esencia de Dios, porque la humildad nos acerca a la Luz.

Así como Jesús abrazó a un niño y dijo que recibir a los pequeños es recibirlo a Él, la cábala nos enseña que cuando servimos con amor, nos convertimos en receptores y transmisores de la Luz divina.


Dios es Amor, Actúa con Amor

Cuando Jesús dice: «El que quiera ser el primero, que sea el último», nos está revelando un principio contracultural.

En el mundo, el poder se basa en dominar.
En el Reino de Dios, el poder está en servir con amor.

Dios es amor. Y el amor todo lo puede.

Cuando vivimos en amor, servimos a los demás sin esperar recompensa.
Cuando actuamos con humildad, la Luz de Dios se manifiesta en nosotros.

Hoy, Jesús nos invita a transformar nuestra visión de la grandeza:

Hoy es un buen día para preguntarnos: ¿Cómo puedo servir con amor a los demás?


Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

Palabra del Señor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *