En las Sagradas Escrituras se relata cómo era la familia de Jesús, sobre su padre y su madre en la tierra, seres llenos de virtudes y de la gracia de Dios, que son ejemplo de vida.
San José nos enseña, con su ser, las virtudes de la obediencia, el silencio y el trabajo, cumpliendo con la voluntad de Dios.
Sé tú un ejemplo de vida.
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San José: El Justo que Cumple la Voluntad Divina
En el Evangelio de Mateo (1,16.18-21.24a), encontramos a San José en un momento de profunda prueba y revelación. Descubre que María, su prometida, está embarazada por obra del Espíritu Santo. En su corazón de hombre justo, decide dejarla en secreto para no exponerla. Sin embargo, un ángel se le aparece en sueños y le dice que no tema recibir a María como esposa, pues el hijo que lleva en su vientre es el Salvador. José, en obediencia, acepta su papel en el plan divino y se convierte en el padre terrenal de Jesús.
Desde la perspectiva de la Cábala, San José representa la sefirá de Yesod, el fundamento que une el mundo divino con el mundo material. Yesod es la conexión entre lo alto y lo bajo, entre la voluntad de Dios y su manifestación en la realidad. José es el canal por el cual la presencia divina se establece en la familia de Jesús, cumpliendo así con su misión sagrada.
La Cábala nos enseña que el universo se sostiene en la armonía de las fuerzas espirituales. José es el ejemplo del tzadik (el justo), aquel que actúa desde la humildad, sin buscar reconocimiento, y que se somete con amor a la voluntad de Dios. En su aparente silencio, su obediencia se convierte en una enseñanza viva. La grandeza de José no radica en las palabras, sino en sus acciones: en su capacidad de escuchar, de confiar y de actuar con rectitud.
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida. ¿Cómo respondemos cuando no entendemos los caminos de Dios? ¿Actuamos desde el temor o desde la confianza? La Cábala enseña que cada desafío es una oportunidad para elevar nuestra alma y corregir aspectos de nuestra existencia (tikkun). José nos muestra que la verdadera grandeza radica en alinear nuestra voluntad con la de Dios, en ser canales de su luz en el mundo.
Así como José aceptó su misión sin cuestionar, nosotros también estamos llamados a confiar en que todo tiene un propósito mayor. En cada prueba, en cada duda, hay un mensaje divino esperando ser revelado. Cuando aprendemos a escuchar la voz de Dios y a actuar con fe, como lo hizo José, nos convertimos en instrumentos de su plan, trayendo bendición y equilibrio al mundo.
Que la humildad y la obediencia de José nos inspiren a vivir con confianza en el Creador, sabiendo que cada paso que damos con fe es parte de un diseño divino perfecto.
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Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,16.18-21.24a):
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
– «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.