Conviértete en un modelo a seguir al tomar a Jesús como guía.
Sé coherente: vive una auténtica vida espiritual sin dejar de actuar en este mundo material.
Imita a Jesús, vive con conciencia y expulsa toda mala inclinación, utilizando la autoridad que Él te confiere.

Reflexionemos mas sobre este mensaje inspirado en Marcos (1,21-28)

  1. Jesús enseña con autoridad
    • En el Evangelio, vemos cómo la palabra de Jesús tiene el poder de transformar. Cuando vivimos según sus enseñanzas, descubrimos una fuerza que va más allá de las simples palabras.
  2. Identifica y expulsa lo que te hace daño
    • Al igual que Jesús expulsó al espíritu inmundo, estamos llamados a desechar las tendencias negativas que nos alejan de Dios. Con la fe puesta en Él, podemos vencer la mala inclinación y vivir con mayor libertad interior.
  3. Coherencia entre lo espiritual y lo material
    • Ser un modelo a seguir implica vivir la fe de forma auténtica mientras actuamos con responsabilidad en el mundo. Reconoce que tus decisiones cotidianas son oportunidades para reflejar la presencia de Dios y el ejemplo de Cristo.
  4. Imita el corazón de Jesús
    • “Vive y actúa como Jesús lo haría.” Esto implica compasión, servicio y amor. Cada vez que te esfuerzas por pensar, sentir y responder según el ejemplo de Cristo, refuerzas la autoridad que Él te confiere para obrar el bien.
  5. Permanecer en oración íntima y conversión del corazón
    • Está en ti buscar tu propia restauración espiritual, abriendo el corazón a la gracia de Dios. Al mantenerte en oración sincera y trabajar en tu conversión interior, permites que los espíritus del mal sean expulsados, viviéndolo todo con mayor conciencia y libertad.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor.

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