El mensaje revelado
No temas, solo ten fe.
Jesús nos revela que todo lo que sucede en la tierra está destinado a pasar. Entonces, ¿por qué tener miedo, si Dios ya tiene un plan para nosotros?
También nos enseña que el único temor que debemos tener es el temor a Dios. Pero, ¿cómo temer a Dios si Él es amor y misericordia?
Por eso tenemos libre albedrío, que nos permite decidir qué camino tomar para cumplir ese plan de Dios. Y con las enseñanzas de Jesús, aprendemos a tomar mejores decisiones.
Desde la sabiduría antigua
El verdadero temor y la confianza que eleva el alma
Jesús nos enseña que no debemos temer a quienes matan el cuerpo,
sino a quien puede perder el alma.
Y con ello nos invita a elevar nuestra conciencia,
a salir del temor humano
y entrar en el temor reverente a Dios,
que en la Cábala se conoce como yirat haRomemut —el temor sagrado que nace del amor y la grandeza divina.
Desde la mirada de la Cábala,
el alma desciende a este mundo con un propósito:
revelar la luz divina en medio de la oscuridad.
Pero para cumplir ese Tikún,
necesita fe… y necesita confianza.
No cualquier confianza, sino emuná:
la certeza silenciosa de que todo lo que sucede, incluso lo difícil,
es parte de un plan perfecto.
El miedo, según la Cábala, es una energía que se alimenta del ego.
Nos ata a la materia y nos impide elevarnos.
Por eso Jesús dice: “No tengáis miedo…”
Y lo repite una y otra vez, porque lo contrario del miedo no es la valentía externa,
sino la fe interior.
Confiar en Dios es entrar en alineación con su Voluntad.
Es vivir sabiendo que ni un solo cabello cae sin que Él lo sepa,
y que si Él cuida de los gorriones,
cuánto más cuidará de nosotros.
Así, el alma que honra a Dios con amor y reverencia,
que lo pone en el centro de su vida y se guía por las enseñanzas de Jesús,
no se perderá.
Porque, como dice Jesús,
“A quien me reconozca ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre.”
Y la Cábala añade:
Quien anula el temor mundano,
y abraza el temor reverente,
se convierte en canal de luz.
Y su alma no solo es preservada…
es elevada.
Evangelio que inspiró este mensaje
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,24-33):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»
Palabra del Señor.
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