Jesus nos enseña que para vivir tenemos que que morir asi como nos revela que quien se aborrece a asi mismo en este mundo se guardara para la vida eterna. Si, lo se, estamos en este mundo que tiene tantas distracciones que nos dificulta decidir en un instante entre lo que es bueno y lo que es malo para nuestra alma; Es por eso que en este caminar terrenal tenemos que inyectar en nuestra mente pensamientos positivos a través de una vida espiritual que nos permita vivir y ser mejores personas cada día, sin dejar nuestra vida al azar. La forma de hacerlo es con la oración constante forjada como un habito pero haciendolo a conciencia para que no se convierta en un acto automático y repetitivo, sino haciendolo de corazón.

Quien se aborrece en este mundo se guardara de los deseos mundanos y las preocupaciones materiales y se centrara en una vida espiritual y en su relación con Di-s liberandose del ego y la autocomplacencia. Esto no quiere decir que no persigamos nuestros anhelos, pero si en la forma en la que actuamos.

Tu, sigue persiguiendo tus anhelos y busca primero El Reino de Dios, que todo lo demas viene por añadidura.

Vive con Fe.

Yosef.

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,20-33):

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.»
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este. mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.»
Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.»
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.»
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

Palabra del Señor

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