Vive para Dios.
Busca primero su Reino y su justicia, y todo lo demás se te dará por añadidura.

Dios conoce tus necesidades.
Él cuida de cada criatura, así que permanece en gratitud y no te afanes por el mañana: Dios proveerá.

Haz tu parte y confía en Él.
No pongas tu confianza en el dinero, sino en la misericordia de Dios.

Jesús nos lo recuerda:
«No podéis servir a Dios y al dinero.» (Mateo 6,24)

Vive un día a la vez. Vívelo para Dios.

No te afanes por el mañana. Confía en el plan de Dios

Jesús nos dice en el Evangelio de Mateo:
«No podéis servir a Dios y al dinero… No os agobiéis por vuestra vida, por lo que comeréis o beberéis… Mirad las aves del cielo… ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?»
(Mateo 6,24-34)

Estas palabras no son un llamado al descuido, sino a la fe verdadera.
Jesús nos está mostrando un principio espiritual profundo que también encontramos en la cábala: el alma no vino a este mundo a acumular, sino a corregir.

Según la cábala, todo en la creación tiene propósito y equilibrio.
Nada ocurre por azar, y lo que realmente sostiene nuestra vida no es el dinero, ni el esfuerzo en exceso, sino la Shefa, la abundancia espiritual que fluye desde Dios hacia nosotros cuando estamos alineados con su voluntad.

El afán por el mañana es, en realidad, una desconexión del momento presente.
Y el presente es el único lugar donde Dios habita.

Jesús no niega que tenemos necesidades.
Él nos dice que Dios ya las conoce.
Y que si buscamos primero el Reino —es decir, la conciencia divina en nosotros—, todo lo demás se ordenará a su tiempo.

La cábala enseña que cuando un alma confía, cuando se alinea con la fuente, activa lo que se llama emuná, una fe viva, creativa y vibrante que atrae provisión sin angustia.
No porque no trabajemos, sino porque dejamos de cargar con el peso del control.

Por eso Jesús nos invita a vivir un día a la vez.
Porque el alma no necesita tener todo resuelto.
Lo que necesita es estar conectada.

La ansiedad por el futuro es una forma sutil de idolatría:
es como decir que confiamos más en nuestras estrategias que en la guía de Dios.
Y es ahí donde el dinero se convierte en un falso amo.

Pero cuando soltamos, confiamos y agradecemos, algo cambia.
Entonces la vida se ordena desde adentro…
y la bendición fluye sin esfuerzo.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,24-34):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.»

Palabra del Señor.