La fe es creer en Dios, sabiendo que todo lo que sucede en esta vida es para nuestro bien.

Por eso, cree de corazón que Dios tiene un plan para ti, que Él es bueno y misericordioso.

Abre tu corazón, cree en Jesús y verás el milagro que obrará en tu vida.

Siente Su presencia y no necesitarás nada más. Ese es el verdadero signo.

Comienza por seguir las enseñanzas de Jesús, y verás que todo lo que haces con amor regresa a ti multiplicado.

La Dicha de Creer: Confiar en Dios sin Necesidad de Signos

En el Evangelio de Marcos 8,11-13, los fariseos se acercan a Jesús para ponerlo a prueba, exigiéndole una señal del cielo. Pero Jesús suspira profundamente y responde que «a esta generación no se le dará ninguna señal», y se marcha.

Este pasaje nos revela una verdad fundamental: la fe auténtica no se basa en signos ni pruebas externas, sino en una confianza absoluta en Dios.

Creerle a Dios sin Necesidad de Pruebas

En la Cábala judía, la verdadera fe es llamada «Emuná», y no significa simplemente creer que Dios existe, sino creerle a Dios. Es decir, confiar plenamente en Su voluntad y en Su plan, incluso cuando no vemos señales inmediatas.

Jesús sabía que los fariseos no buscaban una señal para creer, sino para ponerlo a prueba. Pero la prueba viene de Dios, no del hombre.

Cuando exigimos signos para creer, estamos poniendo condiciones a nuestra fe. Queremos que Dios nos demuestre algo antes de confiar en Él, cuando en realidad la verdadera bendición está en confiar sin ver. Como dice el Salmo 37,5:

«Encomienda al Señor tu camino, confía en Él y Él actuará.»

En la Cábala, se nos enseña que el mundo espiritual funciona de manera recíproca: si creemos solo cuando vemos señales, estamos limitando la manifestación de la Luz en nuestra vida. Pero si confiamos sin necesidad de pruebas, abrimos la puerta para que Dios actúe con plenitud.

Las Pruebas Vienen de Dios, No del Hombre

Jesús nos muestra que Dios mismo es quien nos prueba para fortalecer nuestra fe, no los hombres con sus exigencias. En la tradición judía, esta idea se conoce como «Nisayon», que significa «prueba espiritual». No se trata de castigos, sino de oportunidades de crecimiento que Dios nos envía para elevarnos espiritualmente.

Abraham, Moisés, David y muchos otros fueron probados por Dios, pero jamás exigieron pruebas a Dios para creer en Él. Su fe era inquebrantable porque entendían que confiar es la clave para recibir la bendición.

Cuando exigimos signos para creer, nos alejamos de la verdadera fe. Pero cuando confiamos en Dios sin condiciones, nos hacemos merecedores de ver Su gloria manifestarse en nuestra vida.

Reflexión Final

La verdadera dicha está en creerle a Dios sin necesidad de señales.
Las pruebas vienen de Dios para nuestro crecimiento, no de los hombres.
Confiar sin ver es la llave para recibir las bendiciones de Dios.

Hoy, Jesús nos invita a preguntarnos: ¿Estoy esperando signos para creer o confío plenamente en Dios? La respuesta define la profundidad de nuestra fe.

Cree, confía y deja que Dios actúe en tu vida.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,11-13):

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra del Señor.

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