Vivimos en un mundo de ciclos, y cada año se nos concede la oportunidad de regresar a Dios. Su bondad nos brinda la posibilidad de aprovechar estos momentos de retorno, reconociendo las fechas de expiación y entendiendo que existen momentos de juicio que marcan el inicio de un nuevo ciclo.

Cada ciclo nos ofrece una oportunidad renovada para empezar de nuevo en nuestro camino espiritual, alineándonos con las enseñanzas de Jesús. La reflexión sobre el Evangelio de Juan (1,43-51) nos invita a volver a Dios, quien es bueno, misericordioso y justo.

Es crucial comprender que hay un tribunal divino que evalúa nuestros pensamientos, palabras y acciones constantemente. A nivel anual, enfrentamos un juicio crucial que determina nuestro rumbo en el nuevo ciclo. Por ello, es imperativo obrar el bien, ya que incluso hay un juicio final que determinará nuestro destino eterno.

Aunque el purgatorio es un estado de purificación más intenso, es preferible vivir 100 años en la tierra que experimentar su dolor. Con el inicio de este nuevo año, la oportunidad de enmendar nuestras vidas persiste. Regresemos a Dios, aprovechando la fiesta de Reyes para ofrecerle nuestros propios regalos: buenos pensamientos, palabras y acciones.

Seguir a Jesús es el camino para conocer y volver a Dios. El Evangelio de Juan nos recuerda que seguir a Jesús nos lleva a experiencias mayores. La fe en Jesús implica creer en sus enseñanzas y reconocer la perfección divina de Dios, que no puede ser burlada.

Si has caído o te has desviado del camino, recuerda que siempre puedes retornar a seguir a Jesús. En su infinita misericordia, te recibirá con amor. Este nuevo ciclo es una oportunidad para renovar nuestra fe y vivir de acuerdo con los principios que Jesús nos enseñó.

En este nuevo comienzo de año, recordemos que seguimos vivos porque aún tenemos la oportunidad de enmendar nuestras vidas y salvar nuestras almas. Aprovechemos esta oportunidad, regresemos a Dios y sigamos a Jesús, sabiendo que la fe es el camino hacia una conexión más profunda con nuestro Padre celestial.

Ten presente lo importante, que es la salvación del alma.

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