El éxito esta en la confianza en Dios.

Jesus en su gran amor y misericordia nos enseña que todo lo que pasa en este mundo tiene que pasar y que todo lo de esta vida es efímero.
Entonces se consciente de lo que es verdaderamente importante, que es la salvación del alma.
Reflexiona sobre lo que consideras que es el éxito en esta vida?
El éxito esta en la confianza en Dios.
Recuerda, que todo es para bien.
Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.
Todo lo que ves está destinado a desaparecer.
Los templos, las estructuras, los sistemas, las seguridades que el mundo promete… todo es transitorio. Nada de lo externo tiene la fuerza de lo eterno. Y, aun así, dejamos que nuestro corazón se apegue a aquello que solo es sombra.
La sabiduría de la cábala enseña que este mundo es un escenario diseñado para revelar lo que hay dentro del alma. Lo que cambia afuera solo busca despertar lo que debe transformarse adentro. Por eso, cuando escuches de movimientos, de crisis, de sacudidas o de temblores, recuerda: no son señales para temer, sino para enfocarte.
La verdadera obra no está en el mundo.
La verdadera obra está en ti.
Porque lo de afuera pasará —todo—, pero lo que el alma alcanza permanece para siempre. Esa es la revelación que se esconde detrás de todo anuncio de cambio: que tu energía debe volver a tu interior, a tu corrección, a tu tikún, a tu raíz espiritual.
El Creador no te pide controlar lo que ocurre en el mundo. Te pide cuidar la luz que te entregó.
Te pide trabajar en tu fe, en tu intención, en la claridad de tu corazón.
Cuando entiendes esto, ya no temes lo que se mueve afuera. Sabes que cada movimiento te invita a centrarte en lo esencial: tu conexión con Él.
Porque lo único que no se derrumba es aquello que Dios establece en tu alma.
Enfócate en ti.
En tu luz.
En tu propósito.
Todo lo demás es pasajero.
Pero lo que construyas dentro de ti será eterno.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,5-11):
En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».
Palabra del Señor.