Esperas un milagro?

 

 

Dios es compasivo y misericordioso, pero está en ti tener confianza para ver su obra, llevando una vida con fe y así recibir ese milagro que esperas.

Tan solo debes creer de verdad y actuar en consecuencia, viviendo conscientemente y dando gracias a Dios en todo lugar y momento, sabiendo que todo es para bien.

Tener confianza es saber que Dios está a cargo de todo y que todo es para bien.

Oración:

Señor Jesús,
Hijo de Dios,
ten piedad de mí,
pecador.

 

Que te Suceda Conforme a tu Fe

La frase “que os suceda conforme a vuestra fe” resuena como un sello espiritual que atraviesa los mundos. En la cábala, la fe auténtica —emuná— no es un sentimiento tenue, sino una fuerza que abre canales entre los planos del Olam HaAsiyá y la luz del Olam HaAtzilut. Es el acto interior que alinea el alma con la vibración del Creador.

Cuando el corazón cree de verdad, no solo se inclina ante Dios: se expande hacia Él. La fe se convierte en un recipiente —kli— capaz de recibir la luz que ya está destinada. En el relato, Jesús toca los ojos de los ciegos y declara que la medida del milagro será la medida de su fe. Así revela un principio profundo: la luz siempre está lista para descender, pero es el kli interior el que define cuánta luz puede sostener.

La cábala enseña que cada uno de nosotros vive un diálogo secreto con Dios. A veces pedimos con palabras, pero en realidad pedimos con nuestra estructura interna. Si el alma está cerrada por el miedo, la luz encuentra un pasaje estrecho. Si el alma está abierta por la confianza, la luz fluye sin resistencia. Por eso Jesús no solo sana: revela la ley espiritual que gobierna la manifestación.

La verdadera fe es un acto de visión interior. Es ver con los ojos del alma lo que aún no se revela en el mundo físico. Cuando Jesús pregunta “¿Creéis que puedo hacerlo?”, está invitando a mirar más allá del velo, a despertar el daat, el conocimiento que une lo alto y lo bajo.

Y entonces pronuncia la frase que define todo destino espiritual: que te suceda conforme a tu fe.
Como es adentro, es afuera. Como es tu kavaná, tu intención profunda, así será tu realidad.

La fe no obliga al Creador; armoniza al alma con Su deseo de bendecir. Y cuando esa armonía se alcanza, la luz desciende, inevitable como el amanecer.

Así, cada día somos invitados a construir un kli más amplio: creer de verdad, vivir alineados, agradecer, y confiar en que todo proviene de la bondad superior. Porque, en el fondo, siempre sucede conforme a la fe que sostiene nuestro corazón.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,27-31):

En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando:
«Ten compasión de nosotros, hijo de David».
Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo:
«¿Creéis que puedo hacerlo?».
Contestaron:
«Sí, Señor».
Entonces les tocó los ojos, diciendo:
«Que os suceda conforme a vuestra fe».
Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente:
«¡Cuidado con que lo sepa alguien!».
Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

Palabra del Señor.

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