Fortalécete en la Fe

 

Lo que debes saber es que cuando tienes fe, tienes la fuerza para soportar todas las pruebas de este mundo. Por eso, vive con alegría, porque todo lo que sucede es permitido por Dios y obra para el bien de tu alma.

Recuerda que lo que realmente importa es la vida eterna.

Tarea: fortalécete en la fe.

Cuando la luz se revela en medio del colapso

Hay momentos en los que la realidad se quiebra como un vaso demasiado lleno de su propio peso. Las estructuras que creíamos eternas se desmoronan, y lo que parecía seguro se vuelve un territorio incierto. Pero en la sabiduría de la cábala, este quiebre no es un castigo: es una revelación.

Los sabios enseñan que antes de que la luz pura pueda entrar, las vasijas deben romperse. Ese proceso —el shevirat ha-kelim— ocurre también en el alma. Cuando nuestras certezas se fracturan, cuando el mundo exterior parece caer, en realidad se está abriendo un espacio para que la presencia divina se manifieste con más claridad.

Por eso no debes temer cuando todo se convulsiona. El caos es solo la superficie; en lo profundo, la luz trabaja. Cada conmoción es un llamado a regresar a la raíz, a devekut, la adhesión viva con el Creador. La cábala revela que quien se aferra a la luz interior no es aplastado por los cambios, sino elevado por ellos.

Todo lo que se derrumba afuera está sincronizado con lo que debe nacer adentro. Y lo que nace es fe, porque solo la fe atraviesa el colapso sin perder su brillo. Vive con serenidad incluso cuando las señales del tiempo te inquieten. Vive con alegría incluso cuando lo visible se oscurezca. Nada sucede sin permiso del Altísimo, y todo lo que Él permite sirve al tikkun de tu alma.

La vida eterna no es un horizonte lejano: es la corriente silenciosa que sostiene cada instante. Ábrete a esa corriente y deja que te fortalezca.

Tarea: fortalécete en la fe, porque quien sostiene la fe sostiene la luz que nunca cae.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,20-28):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»

Palabra del Señor.

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