Jesús nos enseña a compartir.
Recuerda que es Dios quien todo lo provee y distribuye. Sé también como Jesús y comparte la bondad del Reino de Dios.
Confía en Dios, haz tu parte y deja que Él obre el milagro.
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Compartir la Bondad de Dios: La Clave del Milagro
En el Evangelio de Marcos (8,1-10), encontramos el relato de la multiplicación de los panes y los peces. Jesús, movido por la compasión, ve a una multitud hambrienta y, con los pocos alimentos disponibles, realiza un milagro que sacia a todos. Este pasaje no solo nos habla de la provisión divina, sino de la importancia de compartir y confiar en Dios.
Jesús nos enseña que la fe verdadera no es pasiva. No se trata solo de esperar un milagro, sino de hacer nuestra parte, confiando en que Dios proveerá. Los discípulos tenían pocos panes y peces, pero en lugar de aferrarse a la escasez, pusieron lo poco que tenían en las manos de Jesús. Y así se obró el milagro: al compartir, la abundancia se manifestó.
La Enseñanza desde la Cábala Judía
En la Cábala, la idea de compartir es fundamental. Se nos enseña que el flujo de bendiciones divinas está ligado a nuestra disposición para dar. Un principio clave en el misticismo judío es «Or HaGanuz» (la luz oculta), que explica que la verdadera abundancia no se manifiesta hasta que compartimos lo que tenemos.
Jesús, como maestro judío, conocía esta enseñanza: Dios es quien provee y distribuye todo en el universo, pero nuestra acción—nuestro deseo de dar y confiar—es la llave que abre la puerta a Su abundancia. Cuando retenemos lo que tenemos por miedo a la escasez, nos desconectamos de la fuente infinita de bendiciones. Pero cuando damos con fe, creamos un canal para que la provisión de Dios fluya en nuestras vidas.
Confía en Dios, Comparte y Sé Parte del Milagro
Jesús no solo alimentó a la multitud, sino que nos mostró cómo funciona el Reino de Dios: cuando confiamos en Dios y compartimos lo que tenemos, Él multiplica y transforma nuestra realidad.
Este es un llamado a vivir con generosidad, sabiendo que cuando damos con amor y fe, nunca nos faltará lo necesario. La verdadera prueba no es si tenemos mucho o poco, sino si confiamos lo suficiente en Dios como para compartir sin temor.
Hoy, pregúntate: ¿Estoy reteniendo lo que Dios me ha dado por miedo a la escasez? ¿Estoy confiando en Su provisión y compartiendo con los demás?
Confía en Dios.
Haz tu parte.
Y deja que Él obre el milagro.
Gloria a ti señor Jesús 🙏 Amén 🙏