Jesús vino al mundo para acercarnos a Dios revelándonos el secreto para vivir dichosos en este mundo a través de sus enseñanzas de Fé.

La dicha de la Fé está en confiar en Dios creyendo que todo lo que nos pasa en esta vida terrenal es para bien mientras damos gracias por todo, recordando siempre que nuestra meta debe ser la vida eterna.

Para esta vida terrenal, Jesús nos enseñó que todo lo que pidamos en su nombre a nuestro Padre que está en los cielos, en oración y creyendo, lo recibiremos.

Lo crees?

Vive entonces en oración, dando gracias a Dios por todo, cumpliendo lo que está mandado mientras sigues tus anhelos en esta vida terrenal


Lectura del santo evangelio según san Juan (20,24-29):

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos.
Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»

Palabra del Señor.

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