Aceptar con amor lo que tenemos que vivir en esta vida terrenal es la elección de vida para el viaje de nuestra alma de regreso a la casa de Dios.
Cargar la cruz y agradecer por todo lo que nos acontece mengua la soberbia y expele el ego permitiendo al Espíritu Santo actuar en nosotros.
¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,22-25):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».
Palabra del Señor.

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