Jesús nos llena de esperanza y valor con sus enseñanzas, derramando en nosotros el Espíritu de Dios, para que también nosotros podamos vencer al mundo, viviendo con valentía y alegría.
Alégrate y sé valiente, porque Dios está contigo. Solo permanece en su Palabra y enfrenta las pruebas de la vida con fe y amor.
Recuerda: todo lo que nos sucede en esta vida es para bien, aunque no lo entiendas. Vive en paz, carga tu cruz y levanta el rostro para dar gracias a Dios.
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“Tened valor: Yo he vencido al mundo”
Jesús nos revela en este pasaje una verdad profunda: la victoria no es externa, sino interna. “Yo he vencido al mundo”, dice, no para glorificarse, sino para darnos esperanza. Según la cábala, el alma desciende a este mundo con una misión: corregir, reparar, elevar. Pero para lograrlo, debe atravesar las capas de oscuridad que cubren su verdadera esencia. Y en ese tránsito, el sufrimiento, las pruebas y la confusión son inevitables.
El mundo que debemos vencer no es solo el exterior: es el ego, el miedo, la separación. Es esa parte de nosotros que olvida su origen divino. Por eso Jesús dice: “En el mundo tendrán tribulación, pero tengan valor”. Nos invita a atravesar el exilio interior con la certeza de que no estamos solos, de que Él ya abrió el camino.
Desde la cábala, entendemos que el mal no tiene existencia propia; es solo la ausencia de luz. Las dificultades de la vida no son castigos, sino oportunidades de rectificación. Cada desafío es un espejo que revela algo de nuestra alma que necesita ser iluminado, abrazado, sanado. Y el valor al que Jesús nos llama es ese fuego interior que permite al alma resistir, aprender y elevarse, incluso en la oscuridad.
Cuando Jesús nos dice que el Padre está con Él, y que nunca está solo, nos está recordando la conexión eterna entre el alma y su fuente. Aunque nos sintamos dispersos, separados, perdidos… la chispa divina permanece encendida. El regreso a esa unidad es el propósito último del alma.
Así, este pasaje no solo nos consuela: nos instruye. Nos dice que la victoria espiritual no significa no sufrir, sino no rendirse. Que el alma que se mantiene firme en la fe, incluso cuando todo parece perdido, ya ha vencido al mundo.
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Lectura del santo evangelio según san Juan (16,29-33):
En aquel tiempo, aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús:
«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios».
Les contestó Jesús:
«¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».
Palabra del Señor.