Jesús te muestra el camino hacia la casa del Padre. Por eso, sigue sus pasos, que dan vida.
Cree en Dios y en su misericordia, porque en su morada hay un lugar reservado para ti.
Todo es para bien.
Nada te turbe, nada te espante: quien a Dios tiene, nada le falta.
—
«En la casa del Padre hay muchas moradas» – Una reflexión con luz de la cábala
Jesús nos dice: “No se turbe su corazón. Crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar?”
Estas palabras son un bálsamo para el alma inquieta. Jesús no habla desde la razón, sino desde la sabiduría eterna, desde el centro mismo del Árbol de la Vida. Nos revela un camino interior, no físico. No se trata de una casa hecha de ladrillos, sino de una realidad espiritual donde cada alma encuentra su lugar según su nivel de conciencia y su capacidad de recibir la luz divina.
En la cábala, aprendemos que la creación no es un lugar, sino un proceso. Y cada “morada” es un nivel del alma. El alma no sube por escaleras, sino por actos, intenciones y verdad interior. Jesús, como el Maestro del Camino, no vino a fundar una religión, sino a abrir las puertas del retorno —el teshuvá— al Creador. Por eso dice con autoridad: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí.”
Desde la cábala entendemos que ese «camino» es el sendero que une el mundo inferior con el superior, desde Maljut hasta Kéter, desde el mundo material hasta la fuente infinita. Jesús se vuelve ese canal vivo, el puente entre la tierra y el cielo. Quien lo sigue, no camina hacia afuera, sino hacia adentro. A cada paso, una capa de oscuridad cae. A cada paso, la luz del alma brilla más.
“No se turbe tu corazón”, dice. Y la cábala lo confirma: el miedo es un velo. La angustia nace cuando el alma se olvida de su origen. Pero cuando recordamos que venimos de Dios y que hacia Él vamos, todo se ordena. Porque todo es para bien, incluso lo que no entendemos.
Así, esta enseñanza se resume en un secreto antiguo: Dios habita en ti, y tú habitas en Él. No necesitas buscar el Cielo en las estrellas; el cielo comienza en tu interior. Jesús simplemente te guía a recordarlo.
Sigue sus pasos. Cree en la misericordia del Padre. El lugar que te espera no está lejos, está dentro.
—
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».
Palabra del Señor.
Gloria a ti señor Jesús 🙏 Amén 🙏