En esta ocasión, nos sumergiremos en el Evangelio según Lucas (2,22-40), un pasaje que nos invita a reflexionar sobre nuestra misión en la familia.
En el pasaje de Lucas, encontramos la presentación de Jesús en el Templo. En este momento sagrado, José y María cumplen con las tradiciones, pero lo más impactante es la profecía de Simeón. Este hombre justo y piadoso reconoce en el niño Jesús la luz que iluminará a todas las naciones.
En nuestra familia, también tenemos la responsabilidad de ser portadores de esa luz. Nuestra misión es hacer que el Reino de los Cielos se convierta en una realidad palpable en nuestro hogar. Cada acción, cada palabra, tiene el poder de reflejar el amor y la gracia de Dios.
«Dichoso es el que teme al Señor» (Salmo 112:1). Esta sabia admonición nos recuerda la importancia de vivir en reverencia y respeto hacia Dios. Al seguir el ejemplo de Jesús, abrazamos la gracia divina en nuestras vidas. En el seno de nuestra familia, dicha gracia se manifiesta en la paciencia, la comprensión y el perdón.
Aceptar nuestra realidad con amor es fundamental. A veces, enfrentamos desafíos y pruebas, pero al igual que Jesús aceptó su misión con amor, nosotros también debemos abrazar nuestras responsabilidades familiares. Cada experiencia, incluso las más difíciles, contribuye al bien de nuestra alma.
Hoy, te invito a reflexionar sobre tu papel en la familia. Sigue el ejemplo de Jesús, vive con amor y acepta tu realidad con confianza en que todo contribuye al bien de tu alma. Seamos portadores de la luz divina, haciendo que el Reino de los Cielos se manifieste en cada rincón de nuestro hogar.
En Escuela de Fe, continuaremos explorando juntos las riquezas de la palabra de Dios. ¡Que la gracia y el amor del Señor guíen cada paso en tu viaje espiritual!