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Jesús nos enseña cómo actuar para buscar el perfeccionamiento del alma en este caminar terrenal y así alcanzar la vida en plenitud, cuando nos dice: «Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen».
No es fácil de entender ni de aceptar, pero cuando se nos revela que lo que sale de nuestro corazón es lo que vuelve a nosotros, comprendemos que es mejor perdonar. Por eso, oremos por la transformación de los corazones.
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Amor que transforma el alma
Jesús, en el Evangelio según Mateo (5,43-48), nos revela un principio profundo que trasciende la lógica humana: «Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen». A primera vista, estas palabras parecen imposibles de practicar. ¿Cómo amar a quien nos ha herido? ¿Cómo orar por quien nos ha causado dolor? Sin embargo, en esta enseñanza se oculta una de las verdades espirituales más elevadas.
Desde la perspectiva de la cábala, el alma humana está en un proceso de constante elevación. Cada experiencia, incluso la más dolorosa, es una oportunidad para refinar nuestro interior y expandir nuestra conciencia. La cábala enseña que todo lo que nos rodea es reflejo de nuestro estado interno; por eso, cuando odiamos, alimentamos la oscuridad en nuestro propio corazón, pero cuando perdonamos y amamos incluso al adversario, liberamos luz y transformamos nuestra realidad.
Amar al enemigo no es un acto de debilidad, sino de poder espiritual. Es elevarse por encima del ego, trascender el juicio y activar las fuerzas superiores del alma. Según la cábala, ese acto abre los canales de misericordia y nos alinea con la energía divina del Amor Incondicional, que no distingue entre justos e injustos, sino que hace salir el sol sobre buenos y malos, como dijo el Maestro.
Jesús no solo predicaba moral, enseñaba caminos de transformación del alma. Su mensaje es profundamente místico y resonante con las enseñanzas de la cábala: cuando elegimos responder con amor, atraemos armonía a nuestra vida y al mundo. Esa es la perfección a la que nos invita: ser hijos de la Luz, reflejando el amor del Creador en cada acto, incluso —y sobre todo— cuando cuesta hacerlo.
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Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
Palabra del Señor.