Jesús te sana y te guía de regreso a la casa de Dios.

Sigue a Jesús y sus enseñanzas para que puedas ver con claridad lo que realmente es importante, viviendo sin mancharte las manos en este mundo.

Fortalece tu oración para que el Espíritu Santo descienda sobre ti y produzca su fruto en tu vida: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad y fe.

La Fe que Sana la Visión: Jesús y el Árbol de la Vida

En Marcos 8:22-26, Jesús sana a un ciego en dos etapas. Primero, el hombre comienza a ver, pero describe que los hombres le parecen árboles que caminan. Luego, Jesús le impone las manos de nuevo y su visión se aclara completamente.

¿Por qué este detalle? ¿Por qué el hombre no ve con claridad de inmediato?

Desde la perspectiva de la Kabalá, el ser humano es comparado con un árbol. El Salmo 1:3 dice que quien confía en Dios es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo. Este simbolismo es clave para comprender la sanación del ciego y lo que significa “ver” espiritualmente.

El Árbol y la Visión Espiritual

En la Kabalá, el Árbol de la Vida representa el orden divino de la creación y la estructura espiritual del alma humana. Cada persona es como un árbol que debe crecer con raíces profundas en la fe, un tronco firme en la verdad y frutos de buenas acciones.

Cuando el ciego dice que ve hombres como árboles, podemos entenderlo como un proceso de despertar espiritual. Al principio, su visión es borrosa porque aún no percibe la realidad con la claridad de la fe. Así somos nosotros cuando aún no hemos aprendido a ver la vida con los ojos de Dios.

La Fe nos Permite Ver Correctamente

Jesús impone sus manos por segunda vez y la vista del hombre se aclara. Aquí encontramos una gran enseñanza:

Si miramos la vida con ojos de temor, veremos problemas y escasez. Si miramos con fe, veremos la bondad de Dios en todo.

El Fruto de Nuestra Siembra

Cuando tenemos fe, entendemos que Dios es bueno y que todo lo que ocurre tiene un propósito. Si algo en nuestra vida parece malo, debemos reflexionar si es la cosecha de lo que hemos sembrado. La Kabalá enseña que cada acción tiene una consecuencia, y Jesús mismo nos invita a sembrar en el Espíritu para cosechar vida eterna (Gálatas 6:8).

Sin embargo, hay casos en los que el sufrimiento de una persona no es resultado de esta vida, sino de algo generacional o incluso de una existencia anterior. La Kabalá habla del Tikkun, la corrección del alma, que a veces requiere que atravesemos pruebas para elevarnos espiritualmente.

La Gratitud Abre los Ojos del Alma

La clave para ver bien la vida es dar gracias a Dios por todo. Aun cuando no entendamos el propósito de una prueba, la fe nos enseña que Dios obra para bien en todas las cosas (Romanos 8:28).

Así como el ciego necesitó un segundo toque de Jesús para ver con claridad, nosotros necesitamos profundizar en la fe y en la sabiduría para aprender a ver la vida como Dios quiere que la veamos.

Si aprendemos a ver con los ojos de la fe, veremos la bondad de Dios en cada situación y caminaremos con confianza en el Árbol de la Vida, cuyo fruto es amor, paz, paciencia y fe.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,22-26):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.
Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.
Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:
«Ves algo?».
Levantando los ojos dijo:
«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.

Palabra del Señor.

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